14 kilometros.
Esa es la distancia acuática que separa España de Tanger; ciudad internacional, multicultural y con un tráfico caótico.
Más que gustar; seduce. Su aire decadente y los bulliciosos puestos de venta en la Medina; el ir y venir de gentes en la plaza 9 de Abril,su moderno y lujoso puerto y Paseo Marítimo...A nadie deja indiferente este lugar.
La llamada a oración del almuhedano desde el alminar de la mezquita es la melodía que te acompaña día y noche...y la inspiración surge, el mar es más azul y el atardecer se torna rojo pasión.
Grandes de las letras y la pintura, encontraron en este lugar el ánimo para su creación.
Hoy quiero dedicar mi post y fotografias al gran pintor fauvista Henri Matisse; que plasmó el marabout Ben Ajiba; ubicado en la Kasbah, en uno de sus más famosos lienzos.
A finales de 1912 Matisse visitó Tanger por segunda vez; ya que en la primera ocasión paso 15 dias sin salir del Hotel Villa de Francia; debido a lluvias torrenciales; pintó uno de sus más famosos lienzos desde la ventana del Hotel.Fue en su segunda estancia cuando encontró en Tanger un paraíso interior, cura de su apatía y depresión. Allí quedo atrapado por la luz y volvieron a estallar los colores de su estilo fauvista