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LEYENDAS NAVIDEÑAS
La Nochebuena a veces no es tan blanca como la pintan en las películas.
Los habitantes de las montañas Aragonesas temían en el solsticio de invierno a las hadas que viven en el fondo de sus ibones ,(lagos pirenaicos), de ahí que subsista el tabú de no arrojar piedras en ellos.Las Fadas dos Ibons aparecen sobre la superficie, recitan sus encantamientos y cantan con voces mágicas como las sirenas ; caes en sus redes irremisiblemente desapareciendo para siempre bajo las aguas.
En la memoria de nuestros antepasados siempre está la lucha entre las fuerzas de mal y las del bien. Pero su fe primitiva, no obstante, les permite creer que si dejan encendida la Tronca de Navidad, la Señora y su Hijo entraran en sus casas para calentarse y secar los pañales.
En algunos lugares era tradicional que fuera el hijo más mayor, el "heredero", el que comenzase el rito, bendiciéndolo con una frase: "Buen tizón, buena brasa, Dios bendiga a todos los miembros de esta casa". También pensaban que los niños y niñas que nacieran en Nochebuena serían seres especiales, , que estarían dotados de un poder contra el diablo, y combatirían el mal de ojo, e incluso tendrían dotes de sanadores.
Para el momento de la bendición se utilizaba el anis o el ron mas fuerte de la casa, que se derramaba sobre el extremo de La Tronca mas cercano al fuego. Al rozar el alcohol las llamas, el fuego se avivaba con fuerza por un momento, causando un impactante efecto para los niños que atendían con expectación al proceso.
En la actualidad, la Tronca de Navidad obra el mayor de los trucos: contiene regalos para los mas pequeños y provoca su ilusión.
Termino con una rima conjuradora que fue recogida por el escritor Ramón J. Sender en Alcolea de Cinca:
"Tronco de Nadal, manda al mayoral que nos de confites la noche pascual".